La suma de los riesgos

La Suma de los Riesgos: 16 Motores, Doble Contaminación y Doble Ruido

Hasta ahora hemos analizado los proyectos de SAMPOL y DISA por separado, desgranando sus tecnologías y riesgos individuales. Sin embargo, el error más grave que podemos cometer —y que parece que las administraciones están dispuestas a cometer— es considerar estas centrales como dos expedientes aislados. La realidad es que su impacto no solo se suma, sino que se multiplica, creando una presión medioambiental y social sobre Los Realejos de una magnitud sin precedentes.

Un Paisaje Sonoro Industrial

Imaginemos por un momento la realidad acústica. No hablamos del ruido de una fábrica lejana, sino del estruendo combinado de dieciséis motores de combustión de gran tamaño funcionando a pleno rendimiento. El resultado será un zumbido industrial constante, un ruido de fondo que no dará tregua ni de día ni de noche. Esta contaminación acústica generalizada se extenderá por todo el valle, afectando a la calidad del sueño, aumentando los niveles de estrés y robándonos el derecho fundamental a la tranquilidad en nuestros propios hogares.

Una Burbuja de Contaminación Atmosférica

De la misma manera, las emisiones de ambas plantas convergerán en el aire que respiramos. Las chimeneas de SAMPOL aportarán partículas y óxidos de azufre, mientras que las de DISA sumarán sus propios óxidos de nitrógeno. El resultado no será una simple suma, sino la creación de una «cúpula» de aire viciado que quedará atrapada sobre la zona, especialmente en días sin viento. Esta sinergia de contaminantes aumentará exponencialmente el riesgo de enfermedades respiratorias y alergias para toda la población, creando una atmósfera insalubre de forma permanente.

La Industrialización de Nuestras Calles

El impacto no se limita al aire y al sonido. La logística para mantener operativas estas dos centrales transformará nuestras tranquilas calles en una ruta de transporte industrial. Debemos visualizar el aumento del tráfico pesado: por un lado, camiones cisterna transportando miles de litros de gasoil para SAMPOL; por otro, camiones cisterna con gas propano licuado para DISA. Más ruido, más peligro en las carreteras y una degradación general del carácter residencial de nuestro municipio.

En definitiva, no podemos permitir que este análisis se haga por partes. La verdadera fotografía es la de un complejo industrial de casi 30 MW fragmentado en dos, impuesto a un barrio que ni tiene la vocación ni la infraestructura para soportarlo. Lo que por separado es un proyecto preocupante, en conjunto es una catástrofe medioambiental y social anunciada. Exigimos una evaluación de impacto acumulada, real y honesta, que mida el alcance total de esta doble amenaza.

Artículo anterior
Artículo siguiente

Deja un comentario

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Artículos relacionados

spot_img

Últimas publicaciones

Décadas de abandono

Un mar de gasoil

Los motores diésel