Los motores diésel

Planta de Los Realejos (SAMPOL) – Parte 1: Los Motores Diésel y su Nube Tóxica

Dejamos atrás los «limpios» motores a gas de Tigaiga para sumergirnos en la tecnología del segundo proyecto, el de SAMPOL en el Polígono La Gañanía. Aquí no hay marketing verde ni promesas de modernidad. Aquí volvemos a lo básico, a una tecnología del siglo XX que conocemos muy bien por su ruido y su humo negro: los motores diésel.

El proyecto es simple y brutal: instalar ocho gigantescos grupos electrógenos, probablemente del modelo HIMOINSA HTW-2295 T5 o similar, alojados en contenedores de 40 pies. Cada uno de estos generadores es, en esencia, un motor de camión sobredimensionado, diseñado para funcionar sin descanso y generar, en total, los 14,68 MW de la planta.

El Sonido del Pasado: Ruido y Vibración

Si los motores a gas ya eran una fuente de ruido preocupante, los motores diésel lo son aún más. Su funcionamiento genera un estruendo de baja frecuencia, un traqueteo sordo y profundo que, por experiencia, sabemos que es extremadamente difícil de aislar. Los contenedores «insonorizados» son un mero paliativo. La vibración de estos ocho monstruos mecánicos se transmitirá por el suelo y el aire, convirtiéndose en una presencia constante y enervante para todo el polígono y las zonas residenciales cercanas.

La Química de la Contaminación Clásica

El verdadero peligro de esta planta, sin embargo, está en la composición química del humo que saldrá de sus chimeneas. La combustión del gasoil es notoriamente sucia, y sus emisiones son un ataque directo a nuestra salud y al medio ambiente:

  1. Partículas en Suspensión (PM2.5): Este es el enemigo público número uno del diésel. El característico humo negro está cargado de estas micropartículas de hollín. Son tan finas que penetran hasta lo más profundo de los pulmones, entran en la sangre y se han relacionado directamente con el aumento de casos de cáncer, infartos, ictus y enfermedades respiratorias agudas.
  2. Óxidos de Azufre (SOx): El gasoil contiene azufre, y al quemarse, este se convierte en SOx. Son gases altamente irritantes para las vías respiratorias y son la causa principal de la lluvia ácida, que daña los cultivos, los bosques y corroe los edificios.
  3. Óxidos de Nitrógeno (NOx): Al igual que en los motores a gas, la alta temperatura de la combustión genera grandes cantidades de estos gases, responsables de problemas respiratorios y del smog.

El proyecto menciona la instalación de sistemas de Reducción Catalítica Selectiva (SCR) en los escapes para reducir las emisiones de NOx. Esto es, en esencia, inyectar un producto químico (urea, como el AdBlue de los coches) para neutralizar parte de los óxidos de nitrógeno. Si bien esto es una medida obligatoria, no elimina el problema por completo y no hace absolutamente nada para reducir las peligrosas partículas PM2.5 o los SOx.

En definitiva, la planta de SAMPOL es un ejemplo de manual de industria contaminante. Una tecnología anticuada que nos condena a respirar un aire cargado de hollín y productos químicos, a cambio de una energía que podría y debería generarse de formas mucho más limpias y seguras. En la siguiente y última parte, analizaremos su sistema de almacenamiento de combustible.

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